domingo, 27 de septiembre de 2009

Relatos de Eloísa.

RECUERDOS

Estoy delante de una hoja de papel en blanco recordando vagamente mi infancia vivida en una aldea al pié de la sierra con mucha agua y un paisaje maravilloso; esa aldea le llaman "el Nacimiento de Guaro". Allí crecí yo, entre las gentes de aquellas humildes casas que éramos como una gran familia.
"¡Cómo no recordar mis grandes amigas con las que jugué a las casitas con aquellas muñecas de trapo y pelos de lana con las que estuve en el colegio y jugué al escondite!, ¡hicimos tantas travesuras!... No olvido un día del mes agosto, mi padre y mis hermanos sacaban una "parva" de trigo en la era, ya sabemos que antes los trabajos eran fuertes, "los pobres" estaban fritos por el sol y para calmar aquel calor, mi padre me mandó a casa de "Matilde", la taberna que allí había, por un poco de aguardiente, conmigo estaba Teresa, una de mis mejores amigas, ella me acompañó ya de vuelta con la bebida hacia el trabajo, y me dice: "Elo" vamos a beber un poco de aguardiente, yo no quería, pero ella me insistía; al final ganó ella. La botella quedó media, y ahora qué hacer, Teresa tuvo una idea, la llenamos de agua y cuál no sería nuestra sorpresa al ponerse el líquido blanco; llegamos a la era donde mi padre y mis hermanos esperaban ansiosos la bebida para calmar el calor y se fuera para abajo el polvo del trigo... ellos se miraban y todo quedó en risa, ya sabían lo que habíamos hecho. Y cómo olvidar cuando íbamos a la escuela, fue poco tiempo, lo imprescindible; escribir, un poco sumar y restar, sólo eso. A mí las matemáticas no me entraban pero estaba felíz con, mis amigas: Carmen, Teresa, Mª Luisa, ¡y cómo no! Matilde, que fue mi compañera de clase: ella sí que era lista. Se hacía sus cuentas rápida y yo siempre queriendo copiarme.
Ahora cuando nos vemos lo comentamos y nos da mucha alegría y recordar aquellos recreos de juegos al escondite, a la raya o, a la pelota echa de trapo; entonces nos daban en los recreos queso y leche en polvo.
¿Y nos sabía...!
Todo esto queda lejos, muchos años atrás. Ahora soy abuela y voy a la Escuela de Adultos y gracias a los que trabajan con nosotros, los maestros, hemos recuperado un poco lo ya olvidado.
Autora: Eloísa García Frías

jueves, 24 de septiembre de 2009